Estos puñales amargos que ahora salpican mi mapa
no habrán ya de escapar del cuerpo que los enfunda.
Quiero en paz derramarme…
Deja que brote la sangre y humedezca mis sequias
y aun en este, mi ultimo rato ,
me empape un poco de vida.
Ya no me pesan los lastres ni siento vida en mi alma.
Ya no me sirven los huesos, andamios de tanta desgracia.
Deja que caiga y repose, no insistas en mantenerme.
Permite que muera y renazca
y volverás de nuevo a tenerme.
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