Doce deseos (El letargo del caimán)



Que la vida me regale el transcurrir del tiempo
pues en su pasar encuentro yo la más dulce de las anestesias.
Que tus “adioses” no me duelan tanto.
Que envejecer no me humille.
Que los vacíos que dejaron la marcha de algunos
me llenen de vida nueva con sus almas huidas.
Que mis amigos me quieran aunque no lo merezca
y me respeten mis enemigos.
Que mi arrogancia se pudra antes de atravesar mis dientes
certificando mi estupidez.
Que lo que ayer no toleré
hoy se me convierta en práctica.
Que cada paso que doy no sea un andar hueco
y me lleven al sitio adecuado.
Que mi soberbia me rompa la boca antes de herirte.
Que cada lágrima tuya me obligue a recordar
que la vida es muy corta y no otorga licencia
para hacer sufrir a nadie.
Que todos y cada uno de ellos se vean cumplidos.

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