Aprendí por el camino, que casi todo me sobraba.
Que con solo confiar, la vida,
poco a poco y sin excesos
me surtía de todo aquello que realmente me faltaba.
Que vivir de sol a sol no requería más que las ganas
Y al llegar la noche y el sueño, ganas de que llegara mañana.
Tan solo algo me resultó indispensable:
Las buenas gentes, y las malas.
Los caminos polvorientos, también las buenas calzadas.
Los corazones, su energía. Saber que me acompañaban.
Encender una vela, la forma de dar las gracias.
Encender una vela y mantener esa llama.
Me sobran tantísimas cosas…
Me faltan vuestras miradas
(Jesús Agenjo)
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